Son dilataciones de paredes frágiles, ubicadas en un sitio específico de las arterias del cerebro.

Suelen no producir síntomas a menos que se rompan, ocasionando hemorragia que se manifiesta por un dolor de cabeza severo y súbito acompañado de pérdida transitoria del estado de conciencia. Si la hemorragia cerebral es muy grande el paciente no recupera su estado de conciencia y puede morir.

El diagnóstico se hace por medio de imágenes con tomografía axial computada (TAC), resonancia cerebral, angiografía cerebral con sustracción digital.

Tratamientos

Pueden ser tratados mediante cirugía abierta llegando hasta el aneurisma para ocluirlo con un clip.

Angiografía con sustracción digital en donde se observa, a la izquierda, gran aneruisma ubicado en la arteria cerebral anterior; a la derecha, control después de cirugía abierta, en el que se observa la oclusión total del aneurisma por medio de dos clips.

También se pueden tratar mediante terapia endovascular, ocluyendo el aneurisma al depositar en su interior espirales de platino o dispositivos de diferentes formas y tamaños; si el cuello del aneurisma es muy grande es necesario implantar en la arteria donde se origina el aneurisma un dispositivo llamado stent redireccionador de flujo.

Angiografía con sustracción digital en donde se observa, a la izquierda, gran aneurisma en la arteria carótida. A la derecha, imagen de control después de tratamiento endovascular en donde se observa el aneurisma ocluido totalmente por medio de espirales de platino en su interior asistido con stent redireccionador de flujo implantado en la arteria carótida.